Viernes, 05 de time.september de 2014
Psic. Carlos Reyes Monter.
- Puebla, (México)
Psicología
Psicología
Las crisis son momentos inevitables en la vida que se caracterizan por grandes cambios. La palabra Crisis proviene del griego krinein = juzgar, decidir.
Para los chinos “crisis” esta representada por dos ideogramas: uno significa reto y el otro Oportunidad.
Podríamos decir entonces que una crisis es un momento de evaluar y tomar decisiones importantes en donde se presentan retos y oportunidades.
Llegados a la década de los 40’s, comenzamos a tener consciencia de muchos cambios y hacemos una revisión de nuestros paradigmas de vida, lo que en muchas de las ocasiones, implica volver a nuestras ideas, valores y aspiraciones más genuinas.
Actualmente, gracias a los avances médicos e higiene doméstica, se tiende a llegar en un mejor estado físico que en generaciones anteriores. Si a esto le agregamos que la característica más identificable de esta etapa es la sensación de que una parte importante de la vida ha quedado atrás y la consciencia de que el tiempo para cumplir nuestros sueños y aspiraciones es limitado, entonces surge una sensación de urgencia por llevar a cabo nuestros más caros anhelos, apareciendo la idea “si no lo realizo pronto, quizás nunca lo haga”.
Antes se creía que después de la adolescencia, la personalidad quedaba más o menos fija, sin embargo, ahora se sabe que las personas podemos, y de hecho es lo más común, pasar por distintas facetas a lo largo del ciclo vital.
Así pues una crisis, y en específico llegar a la etapa media de la vida, puede servirnos para crear una disposición a evolucionar hacia una nueva identidad, a manera de ser más auténticos. Entonces aumentan las probabilidades de alcanzar nuestros más caros anhelos.
Obviamente esta etapa de cambios repercute en las relaciones de pareja.
Para algunas parejas, puede ser un periodo de calma y serenidad. Para otras parejas puede ser un periodo convulsivo que puede terminar con la relación.
Tomando en cuenta los roles de nuestra sociedad, las parejas que afrontan con cierta serenidad el periodo medio de su relación, tienden hacia: un varón que tal vez haya alcanzado óptimos resultados profesionales y este satisfecho de los éxitos en su vida. A esto podemos agregar la afirmación de la mujer en casa o bien en cierto ámbito profesional, gracias a una mayor equidad de género y a que, a estas alturas de la vida los hijos van llegando a una edad de más independencia, necesitando menos atención.En general esta etapa se convierte para estas parejas en un periodo de profundización en la relación, con un creciente respeto y amor del uno por el otro.
Incluso la relación con los amigos y familiares se amplía, se vuelve aun más de “puertas abiertas”, al estar mas firme y madura la relación de pareja ya no hay la “defensa de su espacio” como suele ser en las parejas mas jóvenes.
Respecto a los hijos, a estas alturas, los problemas de la educación han sido superados y en cambio hay un placer por en mirarlos comenzar a dar pasos por sus propios medios.
Desafortunadamente no todas las parejas marchan así.
En consulta he visto que, uno de los cónyuges o ambos, se dé cuenta de que no ha conseguido alcanzar sus sueños y expectativas en cuanto a profesión y trabajo.
Entonces, la frustración puede arrastrar a la pareja y la familia. La persona corre el riesgo de descargar su frustración por no cumplir con sus propias expectativas (hasta ahora, claro) sobre su pareja y familia, en la forma de aislamiento, irritabilidad y desapego respecto a la familia, coloquialmente diríamos “se va amargando”.
En otras ocasiones, puede pasar que uno o los dos miembros de la pareja, haya logrado más éxito del que esperaba y que su vida fuera de casa sea muy gratificante, de prestigio, respeto, etc., pero que al llegar a casa sean tratados sin el mínimo reconocimiento. Esto no es raro, y puede hacer surgir resentimiento y deseos de revancha, y como un hombre o una mujer de mediana edad exitoso suele volverse más atractivo para las otras mujeres, no es difícil que busque fuera de la familia el reconocimiento y gratificación que no hay en casa.
Para las personas, mujeres en su mayoría, que se dedicaron al hogar, llegando a esta etapa, debido a que los hijos ya son más independientes, notarán más tiempo libre, lo cual muchas veces no saben cómo aprovechar. Entonces se pueden reconsiderar sus expectativas y legítimas ambiciones personales, lo que suele llevar a reflexiones en torno a haber desperdiciado años valiosos y una sensación de frustración. A veces esa sensación se desarrolla hasta llegar a un estado de depresión. Hay comportamientos agresivos contra sí misma, como beber o comer en exceso, o bien contra el exterior, comúnmente peleas con la pareja. Este cuadro suele hacer que uno o ambos cónyuges, ya en un nivel de profunda desesperación, contemplen la alternativa del divorcio, como una vía de escape hacia una vida menos amarga antes de llegar a la vejez.
Sin embargo este es un momento, quizás difícil, que se puede convertir en una oportunidad de cambio personal.
“Lo que no me mata me vuelve más fuerte” Friedrich Nietzche
Quiero compartirte la adaptación que mi amigo y mentor Mark Beyebach hizo de un ejercicio originalmente planteado por John M. Gottman:
¿CUAL ES TU LEGADO?
Lee las siguientes preguntas y anota tus ideas. :
1.-Imagina que el médico te acaba de decir que solo te quedan 6 meses de vida. ¿Cómo elegirías pasar ese tiempo?
2.-Imagina que abres el periódico el día después de tu muerte y ves tu propia esquela. ¿Qué te gustaría que dijera la esquela?
3.- ¿Qué te gustaría que tu pareja pensara de la vida que han llevado? ¿Cómo te gustaría que te recordara?... ¿Qué legado te gustaría dejar?
4.- Utilizando las ideas de las preguntas 1 y 2, escribe una declaración de objetivos vitales:
5.- ¿Qué papel desempeña tu pareja en esto? ¿Cómo te gustaría que te apoyara?
Al finalizar comparte tus ideas con tu pareja.
Este ejercicio ayuda a repensar los propios valores y los de mi pareja y a tomar decisiones de cómo apoyarse mutuamente para vivir conforme a ellos, para que cada miembro de la pareja pueda alcanzar
“Sabemos lo que somos, pero ignoramos lo que podemos ser”
William Shakespeare
Para los chinos “crisis” esta representada por dos ideogramas: uno significa reto y el otro Oportunidad.
Podríamos decir entonces que una crisis es un momento de evaluar y tomar decisiones importantes en donde se presentan retos y oportunidades.
Llegados a la década de los 40’s, comenzamos a tener consciencia de muchos cambios y hacemos una revisión de nuestros paradigmas de vida, lo que en muchas de las ocasiones, implica volver a nuestras ideas, valores y aspiraciones más genuinas.
Actualmente, gracias a los avances médicos e higiene doméstica, se tiende a llegar en un mejor estado físico que en generaciones anteriores. Si a esto le agregamos que la característica más identificable de esta etapa es la sensación de que una parte importante de la vida ha quedado atrás y la consciencia de que el tiempo para cumplir nuestros sueños y aspiraciones es limitado, entonces surge una sensación de urgencia por llevar a cabo nuestros más caros anhelos, apareciendo la idea “si no lo realizo pronto, quizás nunca lo haga”.
Antes se creía que después de la adolescencia, la personalidad quedaba más o menos fija, sin embargo, ahora se sabe que las personas podemos, y de hecho es lo más común, pasar por distintas facetas a lo largo del ciclo vital.
Así pues una crisis, y en específico llegar a la etapa media de la vida, puede servirnos para crear una disposición a evolucionar hacia una nueva identidad, a manera de ser más auténticos. Entonces aumentan las probabilidades de alcanzar nuestros más caros anhelos.
Obviamente esta etapa de cambios repercute en las relaciones de pareja.
Para algunas parejas, puede ser un periodo de calma y serenidad. Para otras parejas puede ser un periodo convulsivo que puede terminar con la relación.
Tomando en cuenta los roles de nuestra sociedad, las parejas que afrontan con cierta serenidad el periodo medio de su relación, tienden hacia: un varón que tal vez haya alcanzado óptimos resultados profesionales y este satisfecho de los éxitos en su vida. A esto podemos agregar la afirmación de la mujer en casa o bien en cierto ámbito profesional, gracias a una mayor equidad de género y a que, a estas alturas de la vida los hijos van llegando a una edad de más independencia, necesitando menos atención.En general esta etapa se convierte para estas parejas en un periodo de profundización en la relación, con un creciente respeto y amor del uno por el otro.
Incluso la relación con los amigos y familiares se amplía, se vuelve aun más de “puertas abiertas”, al estar mas firme y madura la relación de pareja ya no hay la “defensa de su espacio” como suele ser en las parejas mas jóvenes.
Respecto a los hijos, a estas alturas, los problemas de la educación han sido superados y en cambio hay un placer por en mirarlos comenzar a dar pasos por sus propios medios.
Desafortunadamente no todas las parejas marchan así.
En consulta he visto que, uno de los cónyuges o ambos, se dé cuenta de que no ha conseguido alcanzar sus sueños y expectativas en cuanto a profesión y trabajo.
Entonces, la frustración puede arrastrar a la pareja y la familia. La persona corre el riesgo de descargar su frustración por no cumplir con sus propias expectativas (hasta ahora, claro) sobre su pareja y familia, en la forma de aislamiento, irritabilidad y desapego respecto a la familia, coloquialmente diríamos “se va amargando”.
En otras ocasiones, puede pasar que uno o los dos miembros de la pareja, haya logrado más éxito del que esperaba y que su vida fuera de casa sea muy gratificante, de prestigio, respeto, etc., pero que al llegar a casa sean tratados sin el mínimo reconocimiento. Esto no es raro, y puede hacer surgir resentimiento y deseos de revancha, y como un hombre o una mujer de mediana edad exitoso suele volverse más atractivo para las otras mujeres, no es difícil que busque fuera de la familia el reconocimiento y gratificación que no hay en casa.
Para las personas, mujeres en su mayoría, que se dedicaron al hogar, llegando a esta etapa, debido a que los hijos ya son más independientes, notarán más tiempo libre, lo cual muchas veces no saben cómo aprovechar. Entonces se pueden reconsiderar sus expectativas y legítimas ambiciones personales, lo que suele llevar a reflexiones en torno a haber desperdiciado años valiosos y una sensación de frustración. A veces esa sensación se desarrolla hasta llegar a un estado de depresión. Hay comportamientos agresivos contra sí misma, como beber o comer en exceso, o bien contra el exterior, comúnmente peleas con la pareja. Este cuadro suele hacer que uno o ambos cónyuges, ya en un nivel de profunda desesperación, contemplen la alternativa del divorcio, como una vía de escape hacia una vida menos amarga antes de llegar a la vejez.
Sin embargo este es un momento, quizás difícil, que se puede convertir en una oportunidad de cambio personal.
“Lo que no me mata me vuelve más fuerte” Friedrich Nietzche
Quiero compartirte la adaptación que mi amigo y mentor Mark Beyebach hizo de un ejercicio originalmente planteado por John M. Gottman:
¿CUAL ES TU LEGADO?
Lee las siguientes preguntas y anota tus ideas. :
1.-Imagina que el médico te acaba de decir que solo te quedan 6 meses de vida. ¿Cómo elegirías pasar ese tiempo?
2.-Imagina que abres el periódico el día después de tu muerte y ves tu propia esquela. ¿Qué te gustaría que dijera la esquela?
3.- ¿Qué te gustaría que tu pareja pensara de la vida que han llevado? ¿Cómo te gustaría que te recordara?... ¿Qué legado te gustaría dejar?
4.- Utilizando las ideas de las preguntas 1 y 2, escribe una declaración de objetivos vitales:
- ¿Cuál es tu propósito?
- ¿Qué sentido tiene tu vida?
- ¿Cuáles son los logros más importantes que te gustaría alcanzar?
- ¿Qué aspectos de tu vida actual son más importantes para ti?
- ¿Qué aspectos son los menos importantes?
5.- ¿Qué papel desempeña tu pareja en esto? ¿Cómo te gustaría que te apoyara?
Al finalizar comparte tus ideas con tu pareja.
Este ejercicio ayuda a repensar los propios valores y los de mi pareja y a tomar decisiones de cómo apoyarse mutuamente para vivir conforme a ellos, para que cada miembro de la pareja pueda alcanzar
“Sabemos lo que somos, pero ignoramos lo que podemos ser”
William Shakespeare