Domingo, 17 de marzo de 2019
Hola Rafael. Una de las principales razones por las que muchas personas van perdiendo las ganas de vivir es el incremento en los niveles de desesperanza. Hay veces en las que las cosas no salen como uno espera y nos enfrentamos con obstáculos. Experiencias repetidas de fracaso o de pérdida avivan una sensación de impotencia. Si esto no se corrige, puede ocurrir también que la desesperanza empiece a matizar de "negro" las experiencias de la vida diaria, por lo que muchos de los pensamientos que se tienen van cargados de pesimismo o con expectativas de que las cosas "van a salir mal" o de que "jamás se podrán corregir". Nuevamente, si no se toman acciones, se puede caer en un círculo vicioso donde el pesimismo sólo me hace ver lo negativo de la vida, lo cual refuerza a su vez a la desesperanza. Esto no quiere decir que no exista solución a las dificultades, simplemente que nuestra mente está tan enfocada en "lo malo" que termina por sentir que "nada tiene remedio". Es como tratar de comprender un nuevo libro que se está leyendo, cuando nuestra mente sigue enganchada y no deja de pensar en el último capítulo del libro anterior. Ahora, el hecho de pensar que las cosas "van mal" no quiere decir que esto sea necesariamente cierto. Ahora que, si lo que le menciono cree que refleja parte de lo que le está sucediendo, mi sugerencia sería que buscara apoyo psicológico para que, junto con un especialista, puedan ir trabajando en su malestar y en la forma de revertir todo este proceso.