Viernes, 05 de time.september de 2014
Psicóloga. Lic. Isabel Santos
- Mexico DF, (México)
Psicología
Psicología
El consumo de drogas, las conductas agresivas, las relaciones sexuales arriesgadas, etc., constituyen algunos de las conductas problemáticas típicas de la adolescencia. La preocupación de los padres y madres por que sus hijos se vean involucrados en esas conductas; la alarma social generada por algunos de estos actos; los costes personales y sociales derivados de ellas, justifican sobradamente la necesidad de emprender acciones dirigidas a su prevención.
El consumo de drogas es uno de los problemas más preocupantes. La atención prestada al consumo de sustancias ilegales es muy grande. Pero en la adolescencia, esos consumos prácticamente no existen, siendo mucho más preocupante el uso y abuso de drogas aceptadas socialmente como el tabaco o el alcohol. El inicio de la adolescencia (entre los 12 y 14 años aproximadamente) coincide con el periodo en el que la mayoría de las personas empiezan a experimentar con estas sustancias. Esto se produce a pesar de que el acceso al tabaco y alcohol por parte de esta población esta legalmente restringido. Es posteriormente, dependiendo de la evolución de estos consumos, cuando algunos jóvenes llegarán a usar otro tipo de sustancias.
El uso de drogas no es un fenómeno aislado, sino que aparece relacionado con otro tipo de conductas problemáticas (conductas agresivas; absentismo escolar; actos vandálicos; etc.). A este tipo de conductas son a las que algunos han denominado conductas problema (Jessor y Jessor, 1977) o problemas de externalización (Wicks-Nelson e Israel, 1997).
La investigación apunta a que se pueden distinguir dos patrones generales de desarrollo de estos problemas. Uno tendría sus raíces ya en la infancia temprana y agruparía aquellos casos en los que, desde los primeros momentos, los sujetos presentan conductas disruptivas en los distintos contextos en los que se desenvuelven (la familia, la escuela, los amigos, etc.). Es lo que autores como Coie (1996) denominan "early starters", El otro patrón de desarrollo incluiría a aquellos casos en los que se produce un desarrollo normal hasta la llegada de la pubertad, pero con esta empiezan a aparecer los problemas de conducta ("late starters").
Los cambios que se producen con la llegada de esta etapa evolutiva explican en parte la aparición de muchos de los problemas. Por ejemplo Botvin (Botvin y Botvin, 1993) habla del impacto de los factores del desarrollo sobre el uso de sustancias y cita entre las razones para que se incremente la susceptibilidad del adolescente a las influencias para fumar, beber o consumir drogas; el declive de la influencia paterna; la búsqueda de una identidad propia e independiente; la mayor dependencia del grupo de semejantes, y la evolución cognitiva, adquiriendo en estas edades un pensamiento más relativo y abstracto que permite al adolescente concebir una amplia gama de posibilidades, aceptar desviaciones de las reglas establecidas y reconocer aspectos ilógicos e inconsistentes de la conducta adulta.
El consumo de drogas es uno de los problemas más preocupantes. La atención prestada al consumo de sustancias ilegales es muy grande. Pero en la adolescencia, esos consumos prácticamente no existen, siendo mucho más preocupante el uso y abuso de drogas aceptadas socialmente como el tabaco o el alcohol. El inicio de la adolescencia (entre los 12 y 14 años aproximadamente) coincide con el periodo en el que la mayoría de las personas empiezan a experimentar con estas sustancias. Esto se produce a pesar de que el acceso al tabaco y alcohol por parte de esta población esta legalmente restringido. Es posteriormente, dependiendo de la evolución de estos consumos, cuando algunos jóvenes llegarán a usar otro tipo de sustancias.
El uso de drogas no es un fenómeno aislado, sino que aparece relacionado con otro tipo de conductas problemáticas (conductas agresivas; absentismo escolar; actos vandálicos; etc.). A este tipo de conductas son a las que algunos han denominado conductas problema (Jessor y Jessor, 1977) o problemas de externalización (Wicks-Nelson e Israel, 1997).
La investigación apunta a que se pueden distinguir dos patrones generales de desarrollo de estos problemas. Uno tendría sus raíces ya en la infancia temprana y agruparía aquellos casos en los que, desde los primeros momentos, los sujetos presentan conductas disruptivas en los distintos contextos en los que se desenvuelven (la familia, la escuela, los amigos, etc.). Es lo que autores como Coie (1996) denominan "early starters", El otro patrón de desarrollo incluiría a aquellos casos en los que se produce un desarrollo normal hasta la llegada de la pubertad, pero con esta empiezan a aparecer los problemas de conducta ("late starters").
Los cambios que se producen con la llegada de esta etapa evolutiva explican en parte la aparición de muchos de los problemas. Por ejemplo Botvin (Botvin y Botvin, 1993) habla del impacto de los factores del desarrollo sobre el uso de sustancias y cita entre las razones para que se incremente la susceptibilidad del adolescente a las influencias para fumar, beber o consumir drogas; el declive de la influencia paterna; la búsqueda de una identidad propia e independiente; la mayor dependencia del grupo de semejantes, y la evolución cognitiva, adquiriendo en estas edades un pensamiento más relativo y abstracto que permite al adolescente concebir una amplia gama de posibilidades, aceptar desviaciones de las reglas establecidas y reconocer aspectos ilógicos e inconsistentes de la conducta adulta.