Viernes, 05 de time.september de 2014
Consultoría Psicológica Integral
- Atizapan, (México)
Psicología
Para hablar sobre el pago hay que retomar algunos textos fundamentales sobre el inicio del psicoanálisis y su técnica, y uno de ellos es “consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”[1]. Este texto marca la pauta de la técnica analítica. Dentro de estos consejos uno de los más importantes y es hablar de todo lo que se le ocurra al sujeto, que su discurso no este basado en texto planeado, que surja del inconsciente; otra parte de soporte para un análisis es la transferencia, saber que el analizante le deposita al analista. Estas partes de la técnica serán cruciales para la “cura” psicoanalítica.
En este texto aun no encontramos nada con referente al pago y difícilmente encontraremos textos que hablen claramente sobre este punto. Es por ello que buscamos ahondar más sobre dicha problemática y más sobre el pago simbólico de niños, pero para aclarar más las dudas tendremos que retomar el pago en adultos para así hablar de la paga en los infantes, los cuales se presentan por una demanda que no les pertenece. Es oportuno realizar algunas preguntas: ¿Quién desea el análisis? ¿Quién presenta la sintomatología? ¿Quién se quiere “curar”?. La escucha en un espacio psicoanalítico irá respondiendo estas interrogantes. Lo que se puede rescatar de la transferencia en relación con el pago es ver quien es el que desea hablar, si es el pequeño infante, sin duda alguna hablaremos de un deseo de separar sus pulsiones del pasado que se encuentran atadas a él, o de que los padres desean hablar sobre sus pulsiones que depositan sobre su hijo.
El segundo texto en donde Freud nos marca la pauta sobre la técnica analítica es: “Sobre la iniciación del tratamiento”[2], en este texto Freud siguen dando referencias sobre el trabajo analítico y marca nuevamente dos partes cruciales en el trabajo. Una es el tiempo, en donde refiere establecer lugar, hora y tiempo estimado de una sesión, esto para poder a tender a más sujetos y no tenga un error con alguno de ellos. El segundo punto es el dinero, en donde lo enlaza con algunos factores del ámbito sexual, de poder, con una dialéctica anal, en donde el “juego se centra en el dar y recibir. Vemos que Freud tomo el dinero desde un lado más real, de intercambio y no es abordado de un lado simbólico. Si nos quedamos hasta este punto y si vemos que en Freud se habla y se trabaja con adultos la cosa estaría bien, pero hay que recordar que el análisis también es para niños y que darnos en lo real con el pago no traería nada bueno en el trabajo de un sujeto.
Vemos que Freud maneja el pago con relación al sexo por sus juegos con la duplicidad de igualdad, mojigatería e hipocresía. A los seres humanos les cuesta pagar, parecería que siempre están en falta o que desearan la falta, y claro estar en falta es estar en deuda, pero no con el analista sino con uno mismo. Cuando a un analizante adulto se le pregunta ¿Cuánto puede pagar? Buscan siempre la respuesta en el OTRO (del que supuestamente sabe), pero el analista como “sabe”, siempre le deja esa responsabilidad, esa apuesta al analizante, para que valore su “cura”, su decir, su libertad.
Freud en este punto nos dejaría en ascuas, pues su trabajo con referencia al pago en nula, para él lo más importante sería la transferencia que es la parte medular de un trabajo analítico y que sin ella no se podría trabajar.
Hay que hablar ahora sobre los niños y para ello hay que hacer un pequeño repaso de lo que nos enseñaron nuestros queridos maestros los psicólogos sobre lo que es un niño. Una de tantas definiciones que nos podemos encontrar en cualquier libro sería: criatura humana que aún no alcanza la pubertad, o podemos clasificarlos desde la pediatría.
Ψ Lactante: (bebe) que se encuentra ubicado de un mes hasta un año de vida
Ψ Infancia: sujeto que va de un año a los cuatro años de vida
Ψ Niñez: de los cinco a los nueve años de vida (en esta etapa ya se encuentran en la etapa escolar[3]).
Ψ Preadolescencia: que va de los 11 a los 13 años (etapa en donde el sexo opuesto se hace presente)
Ψ Adolescente: de los 14 a los 19 años (etapa en donde el joven adolece)
Estos rangos que van desde el lactante hasta el adolescente son los que nos interesan en estos momentos, ya que estos aún depende de los padres para valerse por ellos económicamente hablando y en ocasiones emocional y hasta intelectualmente. En mi experiencia con niños es común ver que son muy pocos los casos en donde los niños desean asistir a un análisis o terapia y es en ese momento cuando la transferencia entra al ruedo y nos aporta las pulsiones del pasado que se encuentran en ese pequeño ser.
Ahora bien, los padres pagan por que su niño hable de los problemas que ellos creen que tienen y el pequeño infante tendría que pagar algo por ello. La respuesta sería sí, pero no de la misma manera que los padres pues ellos lo están realizando a nivel real, tangible, la paga del niño se tendría que registrar en el pago simbólico, es decir en una dialéctica del ser, algo que al pequeño infante lo haga responsable de sus actos, de sus decires, de su historia; ¡ojo! Con esto no queremos decir que el niño pague lo que uno quiera, eso así no sirve, el niño debe de pagar algo que el desee, algo que se le haga significativo y que naturalmente tenga un significado para él.
El pago como lo efectúa un niño, es él el que tiene que poner la suma*, una manzana, una paleta, 10 frijoles a lo que a él se le ocurra mientras que no pague con cosas que se puedan analizar como dibujos o escritos pues estos son analizables. También hay que recordarle al niño que este no es un espacio para jugar, es un espacio para hablar sobre aquello de lo cual le interese.
Finalmente el pago simbólico representará para el niño un trabajo analítico que el desea, una oportunidad a ser “libre” de sus pulsiones y las de sus padres o algún símil.
Que el niño pague quiere decir que se encuentra en transferencia y que se encuentra ocupado y preocupado por su ser, que busca esa libertad que se le ha quitado, que no le pertenece. Y no le pertenece solo por el hecho de que su deseo es deseo de sus padres. Si el niño no llegase a pagar, podría decirnos que aún no quiere ser libre, que aun desea ser el objeto de sus padres.
Por eso es muy importante retomar a una psicoanalista olvidada y poco trabajo sobre este tema, por ello retomemos a Dolto: “Es simbólica para el psicoanalista y para el niño*; para el psicoanalista no representa un poder de compra; para el niño representa el hecho de considerarse sujeto responsable de sí mismo, aunque sepa que está a cargo de la seguridad social o de sus padres.”[4]
El pago representará para el niño la pérdida original, la pérdida de algo, la parte de una parte de su ser, que lo llevará a la búsqueda de su deseo, a la búsqueda de un nuevo ser que se encuentra dentro de él.
“P. 2: Tengo la impresión de que existe una ambigüedad, una oscilación que se inscribe en la conjunción de los dos términos “pago” y simbólico”.
F.D.: Así es, el pago real se hace en cierta cosa y el simbólico en otra cosa….
P. 2: Quizás sería suficiente conservar simplemente la noción de pago, sin añadir la de simbólico. Pues detrás de esta noción de pago, siempre está la idea de lo que cuestan las cosas.
F.D.: Sí, pero el dinero se ubica en la dialéctica anal, y el pago simbólico no está hecho para esto; no sirve para situar al analizando en una dialéctica anal, sino para hacerlo acceder a una dialéctica de sujeto, a una dialéctica del ser”[5]
No hay que confundir las cosas, el pago en el plano de lo real se juega del lado del poder, de lo sexual, del dar como en una dialéctica anal, y el pago en un plano simbólico se encuentra del lado del ser, del querer ser, del hacerse responsable de sí mismo, y es por ello que se sostiene su análisis.
Para terminar este texto, leeremos una cita de Jean Allouch en Hola ¿Lacan? Claro que no. “(La historia ofrecerá todo su sabor si se recuerda que Lacan había declarado que “el amor es dar lo que no se tiene”: sin embargo, se ignora si la persona de la que se va a tratar estaba informada de esa definición)
Al final de esa primera entrevista, Lacan, tendiendo la mano:
[1]Sigmun, Freud. Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Obras completas, tomo XII. Amorrourtur editores.
[2]Ibid.
[3]En México la etapa escolar ya inicia desde los tres años de edad a nivel preescolar.
*suma tiene como referente aquello con lo cual el niño va a pagar una sesión.
*refiriéndose al pago.
[4]Francoise, Dolto. Seminario de psicoanálisis de niños 2. siglo XXI. 1987. p 114.
[5]Ibid. p. 110
[6]Jean Allouch. Hola ¿Lacan? Claro que no. Epeele. México. 1998.
Psicología
LA IMPORTANCIA DE QUE UN NIÑO PAGUE SIMBÓLICAMENTE SUS SESIONES.
Para hablar sobre el pago hay que retomar algunos textos fundamentales sobre el inicio del psicoanálisis y su técnica, y uno de ellos es “consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”[1]. Este texto marca la pauta de la técnica analítica. Dentro de estos consejos uno de los más importantes y es hablar de todo lo que se le ocurra al sujeto, que su discurso no este basado en texto planeado, que surja del inconsciente; otra parte de soporte para un análisis es la transferencia, saber que el analizante le deposita al analista. Estas partes de la técnica serán cruciales para la “cura” psicoanalítica.
En este texto aun no encontramos nada con referente al pago y difícilmente encontraremos textos que hablen claramente sobre este punto. Es por ello que buscamos ahondar más sobre dicha problemática y más sobre el pago simbólico de niños, pero para aclarar más las dudas tendremos que retomar el pago en adultos para así hablar de la paga en los infantes, los cuales se presentan por una demanda que no les pertenece. Es oportuno realizar algunas preguntas: ¿Quién desea el análisis? ¿Quién presenta la sintomatología? ¿Quién se quiere “curar”?. La escucha en un espacio psicoanalítico irá respondiendo estas interrogantes. Lo que se puede rescatar de la transferencia en relación con el pago es ver quien es el que desea hablar, si es el pequeño infante, sin duda alguna hablaremos de un deseo de separar sus pulsiones del pasado que se encuentran atadas a él, o de que los padres desean hablar sobre sus pulsiones que depositan sobre su hijo.
El segundo texto en donde Freud nos marca la pauta sobre la técnica analítica es: “Sobre la iniciación del tratamiento”[2], en este texto Freud siguen dando referencias sobre el trabajo analítico y marca nuevamente dos partes cruciales en el trabajo. Una es el tiempo, en donde refiere establecer lugar, hora y tiempo estimado de una sesión, esto para poder a tender a más sujetos y no tenga un error con alguno de ellos. El segundo punto es el dinero, en donde lo enlaza con algunos factores del ámbito sexual, de poder, con una dialéctica anal, en donde el “juego se centra en el dar y recibir. Vemos que Freud tomo el dinero desde un lado más real, de intercambio y no es abordado de un lado simbólico. Si nos quedamos hasta este punto y si vemos que en Freud se habla y se trabaja con adultos la cosa estaría bien, pero hay que recordar que el análisis también es para niños y que darnos en lo real con el pago no traería nada bueno en el trabajo de un sujeto.
Vemos que Freud maneja el pago con relación al sexo por sus juegos con la duplicidad de igualdad, mojigatería e hipocresía. A los seres humanos les cuesta pagar, parecería que siempre están en falta o que desearan la falta, y claro estar en falta es estar en deuda, pero no con el analista sino con uno mismo. Cuando a un analizante adulto se le pregunta ¿Cuánto puede pagar? Buscan siempre la respuesta en el OTRO (del que supuestamente sabe), pero el analista como “sabe”, siempre le deja esa responsabilidad, esa apuesta al analizante, para que valore su “cura”, su decir, su libertad.
Freud en este punto nos dejaría en ascuas, pues su trabajo con referencia al pago en nula, para él lo más importante sería la transferencia que es la parte medular de un trabajo analítico y que sin ella no se podría trabajar.
Hay que hablar ahora sobre los niños y para ello hay que hacer un pequeño repaso de lo que nos enseñaron nuestros queridos maestros los psicólogos sobre lo que es un niño. Una de tantas definiciones que nos podemos encontrar en cualquier libro sería: criatura humana que aún no alcanza la pubertad, o podemos clasificarlos desde la pediatría.
Ψ Lactante: (bebe) que se encuentra ubicado de un mes hasta un año de vida
Ψ Infancia: sujeto que va de un año a los cuatro años de vida
Ψ Niñez: de los cinco a los nueve años de vida (en esta etapa ya se encuentran en la etapa escolar[3]).
Ψ Preadolescencia: que va de los 11 a los 13 años (etapa en donde el sexo opuesto se hace presente)
Ψ Adolescente: de los 14 a los 19 años (etapa en donde el joven adolece)
Estos rangos que van desde el lactante hasta el adolescente son los que nos interesan en estos momentos, ya que estos aún depende de los padres para valerse por ellos económicamente hablando y en ocasiones emocional y hasta intelectualmente. En mi experiencia con niños es común ver que son muy pocos los casos en donde los niños desean asistir a un análisis o terapia y es en ese momento cuando la transferencia entra al ruedo y nos aporta las pulsiones del pasado que se encuentran en ese pequeño ser.
Ahora bien, los padres pagan por que su niño hable de los problemas que ellos creen que tienen y el pequeño infante tendría que pagar algo por ello. La respuesta sería sí, pero no de la misma manera que los padres pues ellos lo están realizando a nivel real, tangible, la paga del niño se tendría que registrar en el pago simbólico, es decir en una dialéctica del ser, algo que al pequeño infante lo haga responsable de sus actos, de sus decires, de su historia; ¡ojo! Con esto no queremos decir que el niño pague lo que uno quiera, eso así no sirve, el niño debe de pagar algo que el desee, algo que se le haga significativo y que naturalmente tenga un significado para él.
El pago como lo efectúa un niño, es él el que tiene que poner la suma*, una manzana, una paleta, 10 frijoles a lo que a él se le ocurra mientras que no pague con cosas que se puedan analizar como dibujos o escritos pues estos son analizables. También hay que recordarle al niño que este no es un espacio para jugar, es un espacio para hablar sobre aquello de lo cual le interese.
Finalmente el pago simbólico representará para el niño un trabajo analítico que el desea, una oportunidad a ser “libre” de sus pulsiones y las de sus padres o algún símil.
Que el niño pague quiere decir que se encuentra en transferencia y que se encuentra ocupado y preocupado por su ser, que busca esa libertad que se le ha quitado, que no le pertenece. Y no le pertenece solo por el hecho de que su deseo es deseo de sus padres. Si el niño no llegase a pagar, podría decirnos que aún no quiere ser libre, que aun desea ser el objeto de sus padres.
Por eso es muy importante retomar a una psicoanalista olvidada y poco trabajo sobre este tema, por ello retomemos a Dolto: “Es simbólica para el psicoanalista y para el niño*; para el psicoanalista no representa un poder de compra; para el niño representa el hecho de considerarse sujeto responsable de sí mismo, aunque sepa que está a cargo de la seguridad social o de sus padres.”[4]
El pago representará para el niño la pérdida original, la pérdida de algo, la parte de una parte de su ser, que lo llevará a la búsqueda de su deseo, a la búsqueda de un nuevo ser que se encuentra dentro de él.
“P. 2: Tengo la impresión de que existe una ambigüedad, una oscilación que se inscribe en la conjunción de los dos términos “pago” y simbólico”.
F.D.: Así es, el pago real se hace en cierta cosa y el simbólico en otra cosa….
P. 2: Quizás sería suficiente conservar simplemente la noción de pago, sin añadir la de simbólico. Pues detrás de esta noción de pago, siempre está la idea de lo que cuestan las cosas.
F.D.: Sí, pero el dinero se ubica en la dialéctica anal, y el pago simbólico no está hecho para esto; no sirve para situar al analizando en una dialéctica anal, sino para hacerlo acceder a una dialéctica de sujeto, a una dialéctica del ser”[5]
No hay que confundir las cosas, el pago en el plano de lo real se juega del lado del poder, de lo sexual, del dar como en una dialéctica anal, y el pago en un plano simbólico se encuentra del lado del ser, del querer ser, del hacerse responsable de sí mismo, y es por ello que se sostiene su análisis.
Para terminar este texto, leeremos una cita de Jean Allouch en Hola ¿Lacan? Claro que no. “(La historia ofrecerá todo su sabor si se recuerda que Lacan había declarado que “el amor es dar lo que no se tiene”: sin embargo, se ignora si la persona de la que se va a tratar estaba informada de esa definición)
Al final de esa primera entrevista, Lacan, tendiendo la mano:
- Me dará usted efectivamente algo…
- Pero ella no trae la suma que él le demanda. Entonces:
- Deme lo que tenga.”[6]Como podemos ver así de simbólico es el pago en una sesión de análisis, esperemos que más adelante podamos trabajar más sobre este tema para así poder aclarar más de nuestras dudas con lo referente al pago en infantes.
[1]Sigmun, Freud. Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Obras completas, tomo XII. Amorrourtur editores.
[2]Ibid.
[3]En México la etapa escolar ya inicia desde los tres años de edad a nivel preescolar.
*suma tiene como referente aquello con lo cual el niño va a pagar una sesión.
*refiriéndose al pago.
[4]Francoise, Dolto. Seminario de psicoanálisis de niños 2. siglo XXI. 1987. p 114.
[5]Ibid. p. 110
[6]Jean Allouch. Hola ¿Lacan? Claro que no. Epeele. México. 1998.