Lunes, 16 de junio de 2014
Consult Psicologia Clinica MDS
- Las Terrenas, Samaná, (República Dominicana)
Psicología
Psicología
La felicidad, la estabilidad emocional y la sensación de plenitud, pueden entrenarse como cualquier otro aprendizaje. No es una meta, sino un estilo de vida. Son procesos que descubrimos en el camino cuando redefinimos nuestros valores, aquellas cosas que nos gustan y que están al alcance de la mano. Para lograrlo, no tenemos que estar libres de problemas, sólo realizar un cambio de visión del mundo y de nosotros mismos.
Así como entrenamos nuestro cuerpo con la actividad física, para hacerlo más flexible y más sano, así también entrenamos nuestra mente para poder disfrutar de la vida en el momento presente. Cómo podemos hacer eso? Técnicas como Mindfulness (atención plena) nos ayudan a disfrutar lo que experimentamos en nuestra vida diaria, momento a momento, ya que nos enseñan a estar centrados en el aquí y en el ahora.
¿Cuánto de nosotros disfrutamos la comida a conciencia, el encuentro con amigos y familiares, una caminata sin prisas, un rico baño, esas vacaciones tan anheladas o esos pequeños momentos que muchas veces pueden pasar desapercibidos, porque estamos pensando en la próxima tarea que tenemos por delante?
Al fin y al cabo, la felicidad no es una utopía, ni está relacionada con el logro de un evento grandioso, ni su alcance está supeditado al día en que estemos libres de problemas. Es la suma de todas esas pequeñas cosas que vivimos día a día. La felicidad puede contribuir a fomentar nuestra calidad de vida y por ende, nuestra salud. Con una práctica constante podemos lograrlo. Tenemos una infinidad de herramientas al alcance de la mano. Aprender a relajarnos en medio de nuestras actividades diarias debería formar parte integral de nuestras obligaciones. Tomar un momento de descanso entre una tarea y otra y vivir esa experiencia plenamente, es sólo cuestión de práctica.
Los problemas, el estado de ánimo, los pensamientos y emociones negativas o nuestra propia salud, no pueden robarnos esa sensación de plenitud, cuando aprendemos a relacionarnos con ellos, entendiéndolos como eventos pasajeros que nos ocurren, ya que la felicidad se gestiona desde adentro hacia fuera.
Con una visión holística del ser humano, tratamos todos los aspectos de la vida. Desde el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) conjuntamente con las técnicas Mindfulness, podemos aprender a relacionarnos con los pensamientos, las emociones y con los problemas de la vida diaria de una forma distinta. Este enfoque terapéutico plantea que para poder llevar una vida plena, no tenemos que posponer las actividades que nos hacen felices y que nos dan plenitud, hasta tanto se resuelvan las situaciones que nos perturban o cuando estemos sanos, o cuando logremos una determinada meta. Todos esos procesos forman parte de los valores que nos dan sentido y dirección y que constituyen en sí mismos, el motor que nos impulsa a llevar una vida plena y feliz, a pesar de los problemas (Kabat-Zinn, 2007; Hayes, Strosahl & Wilson, 2012).
Así como entrenamos nuestro cuerpo con la actividad física, para hacerlo más flexible y más sano, así también entrenamos nuestra mente para poder disfrutar de la vida en el momento presente. Cómo podemos hacer eso? Técnicas como Mindfulness (atención plena) nos ayudan a disfrutar lo que experimentamos en nuestra vida diaria, momento a momento, ya que nos enseñan a estar centrados en el aquí y en el ahora.
¿Cuánto de nosotros disfrutamos la comida a conciencia, el encuentro con amigos y familiares, una caminata sin prisas, un rico baño, esas vacaciones tan anheladas o esos pequeños momentos que muchas veces pueden pasar desapercibidos, porque estamos pensando en la próxima tarea que tenemos por delante?
Al fin y al cabo, la felicidad no es una utopía, ni está relacionada con el logro de un evento grandioso, ni su alcance está supeditado al día en que estemos libres de problemas. Es la suma de todas esas pequeñas cosas que vivimos día a día. La felicidad puede contribuir a fomentar nuestra calidad de vida y por ende, nuestra salud. Con una práctica constante podemos lograrlo. Tenemos una infinidad de herramientas al alcance de la mano. Aprender a relajarnos en medio de nuestras actividades diarias debería formar parte integral de nuestras obligaciones. Tomar un momento de descanso entre una tarea y otra y vivir esa experiencia plenamente, es sólo cuestión de práctica.
Los problemas, el estado de ánimo, los pensamientos y emociones negativas o nuestra propia salud, no pueden robarnos esa sensación de plenitud, cuando aprendemos a relacionarnos con ellos, entendiéndolos como eventos pasajeros que nos ocurren, ya que la felicidad se gestiona desde adentro hacia fuera.
Con una visión holística del ser humano, tratamos todos los aspectos de la vida. Desde el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) conjuntamente con las técnicas Mindfulness, podemos aprender a relacionarnos con los pensamientos, las emociones y con los problemas de la vida diaria de una forma distinta. Este enfoque terapéutico plantea que para poder llevar una vida plena, no tenemos que posponer las actividades que nos hacen felices y que nos dan plenitud, hasta tanto se resuelvan las situaciones que nos perturban o cuando estemos sanos, o cuando logremos una determinada meta. Todos esos procesos forman parte de los valores que nos dan sentido y dirección y que constituyen en sí mismos, el motor que nos impulsa a llevar una vida plena y feliz, a pesar de los problemas (Kabat-Zinn, 2007; Hayes, Strosahl & Wilson, 2012).