Ser pareja

Pareciera que hoy en día,  todos deberíamos venir con un “chip” que nos indique cómo ser un buen compañero o compañera sentimental, pero no es así. De hecho no existe una mejor o peor forma de ser pareja, simplemente existen parejas que construyen sus formas de ser, propias y únicas.

Para adentrarnos en el asunto comenzaré diciendo que socialmente se han construido ideas respecto a lo que debe ser una pareja. Así pues, se han estipulado una serie de conductas, gestos, rituales, expresiones, entre otras, que se supone han de ser asumidas por quienes conforman o hacen parte de ese “ser pareja”; lo anterior resulta sumamente tentador y nos conduce a construir una serie de expectativas respecto a lo que esperamos de nuestros compañeros y compañeras, pero ¿de dónde provienen estas ideas? estamos bombardeados… enunciaré algunos contextos de donde emergen nuestras ideas respecto a lo que es ser pareja, iniciando por nuestras familias, amigos, conocidos, por las tradiciones, y continuando con otros como la televisión en donde encontramos películas (flick chics), series, telenovelas; siguiendo por las revistas, artículos científicos, literarios y demás publicaciones; la música, el teatro, la danza, los grafitis, las esculturas, las pinturas, entre otros. Hasta aquí, recordemos qué ideas de ser pareja nos han ofrecido estas fuentes, revisemos alguna ellas: nos  muestran princesas encantadas, príncipes azules, amores fatales, pasiones prohibidas, dolor y sufrimiento por no tener al ser amado y otras como la persistencia, la dedicación, la creatividad, amores eternos, un único y definitivo compañero que estará dispuesto a hacer lo que sea por su “chica”.
Se que hasta el día de hoy muchos nos hemos dado cuenta de que “el amor” no es lo que nos han dicho, y quizás, hemos reevaluado muchas de las cosas que hemos visto e inclusive muchas de nuestras creencias y experiencias, pero también es posible que hayamos adoptado y adaptado a nuestras vidas muchas de esas versiones que el medio nos ha ofrecido, proceso que es absolutamente natural y que de hecho hace parte de la construcción diaria del concepto de pareja.

Ahora bien, se preguntarán a qué voy con todo esto, mi propuesta es que nos centremos en nuestras relaciones de pareja y les demos valor, que reconozcamos a cada uno de los miembros de la misma como un mundo que trae consigo creencias, tradiciones, costumbres, y que conforman un tercer mundo entre los dos, un tercer mundo signado de sus historias personales, pero que sin duda alguna, se convierte en mucho más que las mismas y las trasciende.

Así pues, y siendo cada historia única, carece de sentido encasillar las mismas dentro de fases o etapas en la construcción de una relación de una pareja, pues conozco a muchos que llevan 32 años de casados y aún siguen viviendo relaciones llenas de deseo, amor romántico y pasión; muchos han empezado siendo grandes amigos, terminan juntos y enamorados.
Recuerden, ninguna historia de amor es igual a otra, ni siquiera aquellas en las que nosotros mismos hemos sido los protagonistas. Nuestras relaciones pasadas no pueden servirnos de punto de referencia ya que estas fueron construidas en momentos distintos de nuestras vidas, con personas particulares que poseían ciertas características y creencias; inclusive comparar nuestra propia relación con momentos distintos de la misma podría conducirnos a negar el camino que ya hemos recorrido.
Considero como una hermosa posibilidad, el contemplar con amor, respeto y reconocimiento lo que fuimos, pero teniendo en cuenta que compartimos un hoy, y que es solo en el aquí y el ahora en donde podemos resolver aquello que sentimos no marcha bien y fortalecer nuestros vínculos con nuestros compañeros o compañeras, siempre aceptando que nuestro ser pareja posee una identidad única y reconociendo que ningún concepto de amor es igual a otro.

 

Ps. Andrea Del Pilar Pérez Romero.

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